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jueves, 17 de noviembre de 2016

LA LEYENDA DEL ALTILLO DEL COLE DE SIÉTAMO

Los niños de 4º del Siétamo hemos estado trabajando las leyendas. Para ello hemos inventado entre todos una leyenda sobre nuestro colegio utilizando la estructura de trabajo cooperativo "folio giratorio".
Un miembro del equipo empieza a escribir su parte o su aportación en un folio «giratorio».
A continuación, lo pasa al compañero de al lado siguiendo la dirección de las agujas del reloj para que escriba su parte de la historia en el folio, y así sucesivamente hasta que todos los miembros del equipo han participado.
 Antes de escribir el que le toca hacerlo en aquel momento, primero comenta a sus compañeros y compañeras de equipo lo que piensa escribir, para que confirmen si les parece bien.
Mientras uno escribe, los demás miembros del equipo deben estar pendientes de ello y fijarse si lo hace bien y corregirle si es necesario. Todo el equipo –no cada uno sólo de su parte– es responsable de lo que se ha escrito en el “folio giratorio”.

LEYENDA DEL ALTILLO DEL COLE DE

SIÉTAMO

Cuenta la leyenda que hace muchos años el colegio de Siétamo era un internado para niños. Los niños estaban muy tristes porque no veían a sus padres y además les hacían trabajar mucho.

 Un día los niños pensaron un plan para escapar de ese lugar. Cogieron todas las sábanas de sus camas, las ataron e hicieron una cuerda muy larga. Esperaron a que fuera de noche para escapar por la ventana. Cuando llegó la noche, aprovecharon que las monitoras estaban dormidas, ataron la cuerda a una cama y salieron por la ventana. Pero tuvieron la mala suerte  de que el último niño se cayó en el contenedor de la basura. Entonces las monitoras se despertaron y atraparon a los niños. Como castigo los encerraron en su cuarto. Los niños estaban desesperados, llorando y muy tristes  cuando de repente escucharon un relincho. Fueron a mirar por la ventana y descubrieron que  detrás  de ellos había un enorme caballo con alas, blanco como la nieve y con cabello dorado como el oro. Sus alas eran azules  como el cielo. Entonces abrieron la ventana y el caballo entró y les dijo:
-¡No os preocupéis niños! Si me prometéis que vais a ser buenos os liberaré de este lugar.
Los niños le prometieron que iban a ser buenos y se montaron en él. Entonces el caballo salió volando por la ventana pero una monitora que lo escuchó todo lo agarró por la cola. Pensaron dónde encerrar al caballo y se les ocurrió construir un altillo y encerraron al caballo en él. Al día siguiente, cuando fueron a darle de comer se dieron cuenta de que el caballo había desaparecido llevándose a los niños con él.

Desde entonces cuando estamos muy callados se escuchan ruidos y risas en el altillo.





       FEDE         MIGUEL ÁNGEL       JON       LEIDY













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